El Observatorio Europeo de los ODS, en el que participa la Coordinadora de ONGDs, lanzó una nota evaluando el informe realizado por la Unión Europea durante 2017, sobre el grado de cumplimiento de los ODS.  El Observatorio señala cinco conclusiones:

  1. El informe no aborda todas las dimensiones del desarrollo sostenible y se centra en medir las soluciones existentes en lugar de analizar lo que se necesita para hacer realidad la Agenda 2030.
  2. Las principales tendencias sociales, medioambientales, económicas y tecnológicas reflejadas en el informe están subordinadas a las prioridades actuales de la Comisión a través de la elección de determinados indicadores, y  de esa forma,  el informe presenta una imagen sesgada del rendimiento de la UE. Por ejemplo: el ODS 12 sobre consumo y producción sostenible recibe una alta puntuación en el progreso, mientras que las evaluaciones de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible (SDSN) y la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) muestran claramente que los países de altos ingresos fracasan en este objetivo.
  3. La metodología usada no permite mostrar la distancia existente y a qué velocidad debemos avanzar para que la UE alcance los ODS antes de 2030. El informe señala que se está avanzando a un ritmo de un 1% anual y esto se evalúa positivamente adjudicando el símbolo de un sol, lo que lleva a una engañosa comprensión del avance.
  4. El informe no mide el impacto de la UE en el desarrollo sostenible a nivel mundial: no ilustra si los esfuerzos europeos en cooperación para el desarrollo son suficientes para contribuir a la reducción de pobreza y desigualdad (Aidwatch, una evaluación de la Ayuda Europea), ni si la UE reduce su impacto negativo en el resto del mundo debido al consumo excesivo, el agotamiento de los recursos, su huella ecológica, así como la negligencia con los derechos humanos y la explotación de la mano de obra barata, todos ellos enormes desafíos en la implementación de los ODS de la UE.
  5. El informe omite datos críticos para abordar el principio de la Agenda 2030 de “no dejar a nadie atrás” y es débil a la hora de medir cómo se reducen las desigualdades dentro de la UE.